Escudo1

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martes, 1 de noviembre de 2011

CD OLIVER 8 - A.P.I 1

Os dejo la crónica del partido del sábado, dando las gracias de antemano a su autor por la belleza literaria que arrojan sus palabras, haciendo un uso exquisito del alfabeto y deleitarnos con unas letras dignas del primo periodista de Pérez Reverte.

Simplemente genial. Me quito el sombrero ante Mr. Flickr

Crónica:

Buscamos la excelencia.

El balón de lado a lado, con posesiones largas. Tocando y tocando. Todo suave, todo con mimo. Miguel sacando en corto y renunciando al pelotazo.
​Toque, toque y toque. Y el equipo que bascula ora a la izquierda, ora a la derecha. Y todo sin prisas, sin atolondramientos, sin pelotazos largos, sin carreras alocadas de los delanteros, ni urgencias de los centrocampistas.
​En la banda, en sustitución del maestro ausente, los segundos honran su credo y su doctrina: ¡abre!..., ¡fácil!..., ¡al del cara!..., ¡toca!..., ¡al otro lado!...; y el balón circula, y el Delegado, Don Gabriel, muy formal, sentadito en su silla, quietito en la banda, calla y asiente. Está disfrutando. Le gusta lo que está viendo.
​Y el primer gol es un triángulo escaleno que nace una vez abierto el hueco: pase largo de Arman a la banda derecha, carrera frenética de Martín, centro preciso y la Pantera que mata. A quemarropa. No mercy.
​El segundo es obra del saltimbanqui, una jugada “yo me lo guiso yo me lo como”, yéndose con determinación y metiéndose hasta la cocina.
​El tercero es un misil tierra-aire. ¡Que nadie le toque el punto de mira al rubiales que nació en los Cárpatos!.
​A partir del tercero, el partido se quiso tranquilizar un poco y se intentó elaborar algo más las jugadas, pero, casi sin quererlo, llegó el cuarto, Enock de fuerte disparo, y en los últimos estertores de la primera... el quinto, un inverosímil gol tan extraño y precioso como el que nos regaló Rubén la semana pasada. Imperial Domsalsky.
​En la segunda parte se siguió tocando y tocando. Es cierto que los contrarios ya no apretaban tanto  y es cierto que hubo algunas imprecisiones en el pase, pero no es menos cierto que pusimos sobre la mesa pequeñas joyitas: una ruleta de Zidane, un disparo al larguero, un sombrero al defensa. Y entre tanta virguería... más goles: un corner bien sacado y mejor rematado, el tormento y el éxtasis de un delantero con mucho hambre de gol, y el 8º y último en el último segundo, llegando desde atrás, al estilo Cesc Fábregas. Incluso ellos marcaron.... pero fue más consecuencia de la relajación que acierto del rival.

​Lo dicho: Tenemos dinamita arriba, calidad en el medio y una defensa pétrea. Pero lo más importante es que empieza a vislumbrarse un patrón de juego, un estilo. Queremos tocar. Y tocamos. Y eso gusta. Busquemos la excelencia.


Saludetes.



PD. Me encanta cada vez más que la anterior vez que la leo... Y ya son unas cuantas.
 

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