Escudo1

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domingo, 6 de noviembre de 2011

ANDORRA 0 - CD OLIVER 3



“También la lluvia”

La Montaña Mágica estaba desconvocada, así que el Gran Jefe Blanco otorgó el bastón de la defensa al Hombre Tranquilo, escoltado por el Chico de la dulce sonrisa, los cuales hicieron de la parsimonia bandera. Toque y toque. Casi a cámara lenta.
También tenía boleto de fiesta el zagal de las volteretas, por lo que fueron el Divino Zurdo y el Empecinado los que ocuparon su demarcación, encargándose de llevar por el callejón de la tortura a la defensa contraria.
     El primer gol lo metimos muy pronto. No recuerdo al autor del tanto, ya que el orgullo de padre causa estragos en mi memoria, pero sí tuve una leve sensación de “deja vu” respecto al último gol que le endosamos al A.P.I.: centro preciso desde la banda y toque sutil empujando el balón hasta la red. Como diría Morgan: “A touch of class”. Pero el mérito debe ir repartido fifty-fifty entre el autor del centro y el centrado.
     El segundo gol nació tras varios coqueteos con el fuera de juego: Esta vez coló, así que...internada por banda, fuerte disparo con lánguida parábola y el balón a la red. Al menos yo, nobleza obliga, silbé un poquito el himno del Valencia.
     Y a partir de aquí, quedó claro que éramos superiores, que estábamos bien asentados en el campo y que el balón iba, venía y volvía. Y el mérito no es de Lorenzo, que hizo novillos, sino de aplicar la filosofía de Club convenido.
     En la segunda parte más de lo mismo, pero con distintos espadachines. Se corrió turno en el banquillo y los que saltaron no lo hicieron mejor ni peor, sino todo lo contrario. Por lo tanto, congratulémonos de tener un buen fondo de armario. Es imposible recitar un equipo titular, porque los suplentes (sean quienes sean) siempre son tan buenos o más que los que están en el campo.
     Mención especial, por su generosidad, merece el tercer gol, regalito a los pies de Enock, al estilo “mételo tú que a mi me da la risa”.  Y creo recordar que también hubo un disparo al larguero... y otro rozando el palo derecho..., y un par de “fueras de juego” cuando nos plantábamos solos... En resumen: Buen partido y otro rival a la cazuela. Y eso que enfrente tuvimos un equipo más serio de lo esperado. Bien organizado en defensa, peleón y disciplinado, que tiraba muy bien la línea del fuera de juego.
     También cometimos pifias, por supuesto, pero para justificarlas tenemos un montón de excusas: El madrugón, el mareo del viaje, la indigestión del desayuno, el cansancio de la carretera... y la lluvia. También la lluvia.

PD. De nuevo, mis agradecimientos públicos a su autor. Esperemos no sean los últimos... jejeje.

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